Poesía de Ana Meléndez Crespo

Sobre estas poesías.

El refrán Dime con quién andas, y te diré quién eres, suele usarse con sentido peyorativo para remarcar la perniciosa influencia de una persona sobre otra.

Yo, sin embargo, prefiero girar el sentido de ese aforismo con otro de mi cosecha: Tanto se le atiza al fuego, que la flama sube al cielo.
Con ello quiero decir que en las dos décadas y media de trabajar, convivir y andar del tingo al tango por la CDMX con el poeta Jorge Mansilla Torres, Coco Manto, no sólo le tomé gusto a las palabras rimadas, sino que, de repente, comencé a soltarme el pelo con mi propia lírica. Entonces, no se trató de que El mal ejemplo cunde, sino de que Otro pone y uno dispone. O, Nomás de observar se aprende.

De mis primeras ideas rimadas, Coco Manto me dijo: “Yo creía que el poeta era yo”. Con ello di por hecho que estaba reconociendo el valor de mis pinitos en el mundo de la musicalidad verbal. Claro, no hubo oportunidad de que el antaño “Vate de la rebelde ironía”, como yo le decía, volviera a darme más opiniones sobre el particular, pues no tuvo ya tiempo ni espacio: la política diplomática, su ideario, formas, rituales e imágenes de protocolo oficial, lo sedujeron para siempre. Y esta paloma elevó su vuelo lírico con su propia ala.

De modo que lo que en esta sección presento son puras líneas libres nacidas de mi espíritu inquieto, sin maestro que las haya revisado o corregido. Por tanto, así van, libres como el viento, hasta que en algún momento pueda dedicarme al estudio serio de la métrica y los géneros poéticos. Alguna vez las firmé como Anamel del Mar; hoy, como Anika Meléndez Crespo.

De magia, nacer y andanzas

De pasiones, amor y lírica

De periodistas, poetas bohemios y políticos

Del arte y los artistas

Del bosque, lago y tsunami